El portabrocas electrostático (ESC) Semicorex es un componente avanzado utilizado en la fabricación de semiconductores, diseñado para sujetar de forma segura obleas semiconductoras durante varias etapas de procesamiento. Con nuestro compromiso de ofrecer productos de alta calidad a precios competitivos, estamos preparados para ser su socio a largo plazo en China.*
Utilizando cerámica de alúmina de alta pureza, el portabrocas electrostático Semicorex ofrece un rendimiento de primer nivel en entornos que priorizan la precisión, la estabilidad y la limpieza. La alúmina, también conocida como óxido de aluminio (Al2O3), es un material cerámico reconocido por sus excepcionales propiedades de aislamiento eléctrico, alta conductividad térmica y excelente resistencia mecánica. Estas propiedades lo convierten en un material ideal para la construcción de mandriles electrostáticos, diseñados para soportar las exigentes condiciones del procesamiento de semiconductores. El ESC de cerámica de alúmina está diseñado para soportar altas temperaturas, ambientes corrosivos y estrés mecánico durante la manipulación y el procesamiento de obleas, lo que desempeña un papel fundamental para garantizar el rendimiento y la calidad de los dispositivos semiconductores.
El principio básico detrás del mandril electrostático es la fuerza electrostática, que se utiliza para mantener la oblea en su lugar de forma segura. Esta fuerza se genera aplicando un voltaje a los electrodos incrustados dentro del material cerámico. La interacción entre el campo electrostático y las cargas inducidas en la superficie de la oblea crea una fuerte fuerza de sujeción que mantiene la oblea contra la superficie del mandril. El diseño del ESC de cerámica de alúmina garantiza que esta fuerza de sujeción se distribuya uniformemente por toda la oblea, minimizando el riesgo de deslizamiento o daño durante el procesamiento.
Una de las ventajas clave del uso de cerámica de alúmina en la construcción de mandriles electrostáticos son sus excepcionales propiedades de aislamiento eléctrico. La alta rigidez dieléctrica de la alúmina permite la aplicación de altos voltajes sin riesgo de falla eléctrica, crucial para mantener la integridad del campo electrostático. Esto es particularmente importante en procesos como el grabado con plasma o la deposición química de vapor, donde la oblea está expuesta a entornos altamente reactivos y cualquier variación en la fuerza de sujeción podría provocar defectos o daños en la oblea.
Además de sus propiedades eléctricas, la cerámica de alúmina exhibe una excelente conductividad térmica, esencial para gestionar el calor generado durante el procesamiento de semiconductores. La capacidad del mandril electrostático para disipar el calor de manera eficiente ayuda a mantener una temperatura estable en toda la oblea, lo que reduce los gradientes térmicos que podrían provocar deformaciones u otras formas de estrés térmico. Esta estabilidad térmica es fundamental para garantizar la precisión y repetibilidad de procesos como la fotolitografía, donde incluso ligeras desviaciones de temperatura pueden afectar el resultado.